A unos 50 km de Valencia, otro lugar donde disfrutar de las aguas del Turia es la zona de baño El Motor, donde se forma una fantástica piscina natural.
Y hacia allí nos dirigimos para conocerlo en primera persona.
Estacionar fue sencillo y el acceso al Motor bastante cómodo.
Llegamos y nos acomodamos en una de las mesas de la zona de merendero ( totalmente en plano). Donde la sombra natural de sus nos acompaño durante todo el día.
A pie de río, junto a los merenderos se encuentra un bar- restaurante, que viene genial en caso de cualquier olvido de agua, etc…
Como no nos gustan las aglomeraciones, en exceso, elegimos un tramo del río un poco más hacia abajo donde los peques y los mayores lo pasamos genial.
A la hora de darnos un chapuzón de más envergadura caminamos tan solo unos metros hacia el Motor en sí.
Allí encontramos a unos simpáticos amiguitos que a los peques no les hicieron mucha gracia.
No hubo problema con ellos, por que están acostumbrados a compartir espacio con los bañistas y suelen estar cerca de una escalera de cemento, que hace fácil el acceso hasta el agua, ya que allí es donde la gente les proporciona alimento.
La zona del Motor así como todo el paraje del río es una delicia para los sentidos. Los colores, el olor del agua, de los árboles, de la brisa. Es una sensación magnífica, que solo zonas así nos pueden proveer.
Aunque fuimos en pleno agosto, se puede decir que es un paraje no masificado donde es fácil encontrar tu espacio y tu relax.
Nosotros fuimos entre semana, evidentemente el fin de semana incrementa sus visitantes.
Un día fantástico de desconexión donde las prisas no tienen cabida.
Jugamos con los peques a explorar el río, curiosear entre las cuevas de cañas que se forman en la ribera, a coger caracolas, a lanzar piedras con el » sota, caballo y rey» …
Como en todo río sus aguas están muy, muy frías. Como se nos acaba el verano tenéis que ser valientes para visitar sus cristalinas aguas, pero seguro seguro que os valdrá la pena.